Me acostumbre,
a conversar con tu ausencia,
a triturar mis horas
cansadas de sutil nostalgia,
eso pasa.
Has teñido de azul
mi soledad,
creado laberintos inconexos
en mis sentimientos,
eso pasa.
Me acostumbre,
a hundirme
en el desorden perplejo
de las sensaciones
que me sueles provocar
y perderme
en el abismo
de tu silencio astral,
eso pasa.
Encerre en mi espejo
tu cruel memoria,
para camuflarla cuando
el viento huracanado llegue,
talvez se la pueda llevar.
Me acostumbre,
a esperar que tu abstracta sombra
pase por mi puerta con su paso firme,
en aquel tiempo fuera del tiempo,
eso pasa,
si, eso pasa.
A Sergio.
jueves, 17 de diciembre de 2009
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