sábado, 10 de diciembre de 2011

Maleconeadas; La Luz Parpadeante

Nos sentamos en la banca
al frente del río Guayas,
dijiste que no me fijara en el
río,
sino en la luz parpadeante
que el techo de zinc amarillo
reflejaba en el por la bravura
del sol,
Nuestros ojos se quedaron
ahí, hipnotizados,
en pocos minutos algo tan
simple se transformo en un
paraíso,
ver mas allá que esa luz
en el caudaloso río, era casi
imposible ( ...o sucedió  totalmente lo contrario)  
logramos ver mas allá y esa luz
apareció sigilosa a nuestros ojos,
Barcos, lanchas, gente, uno
que otro grito,
todo podía pasar por delante
pero solo nos habitaba esa
luz redundantemente bella
y la suavidad de nuestras manos
descubriendo algún angulo
de nuestra piel, lo inabarcable.

Solos (no del todo)
recorriendo el río y su luz
con los ojos,
construyendonos mares
con los dedos,
en la presencia de dicha tarde
que decidió en silencio iluminarnos.