miércoles, 26 de febrero de 2014

Los patines de cuatro ruedas

Eran unos patines de tela con cuatro ruedas de color rojo ya algo gastadas por el constante uso, me quedaban capáz dos dedos más grandes que mi talla, me acuerdo que me los ajustaba dándole una vuelta a los cordónes por la canilla para después amarrárlos de tal manera que me sentía segura de mantener el equilibrio y dar el primer paso en falso y volverme a levantar, los había heredado de una prima mayor sinembargo esos patines  eran mi tesoro, me hice experta en muy poco tiempo y ya patinaba en el cemento, en la baldosa, en el suelo de madera, en el camino de piedras, en el pasto, solo me faltaba perfeccionar mis saltos que los hacía desde una piedra gigante que estaba en el patio del centro, lo bueno era que tenía la compañía de mi perro, por eso podía calcular hasta dónde tenía que dar el salto o aveces él me servía para amortiguar la caída...
Era la época en que todos mis primos tenían bicicleta o triciclo, yo tenía unos patines gastados, unos hermosos patines gastados.

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