La tarde llega sin que la llame
llena de miedo y frio,
quien sabe porque razon
me anda buscando.
Inmovil y silenciosa
me desplaza y confunde
en las sombras
de su amarga soledad.
Mi alma comedida, ociosa
la sigue en su eternidad,
fiel a sus leyes secretas,
llenando de absurdos el silencio.
Me parece sentir
el tiempo cosmico
en sus minutos...
Poco a poco
se me nublen sus rasgos,
la tarde comienza a morir,
no esta lejos el fin.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
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